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Invitados en casa

Este post va dedicado a todas y a todos quienes tienen casa propia, ya sea alquilada, compartida, regalada, comprada u ocupada. Para todos vosotros escribo este post, para que recibáis a vuestros amigos, colegas, familia en vuestra casa y realmente se vea que teneis estilo ¡¡hasta sirviendo la Coke o la cerve que pidan!!

Para que nos entendamos lo explicaré con un caso real. El otro día estuve en casa de una pareja. La casa nueva, muy a su estilo y llega la hora del aperitivo y aquí no hay estilo que valga, lo que es correcto es correcto. Cubrieron la mesa del centro del salón con un hule. Sí señor, con un hule: dícese según la RAE de la tela pintada al óleo y barnizada por un solo lado, que por su impermeabilidad tiene muchos usos. Es decir, lo que viene siendo hoy en día, tras la maldita revolución industrial, un plástico impreso con un estampado hortera, o muy hortera, según el gusto del consumidor.

Primer punto: en una mesa siempre debes poner un mantel de tela o individuales de rafia, hay mil opciones. En este caso sería el hule debajo y el mantel de tela encima. Todo sea dicho de paso, hoy en día hay manteles de algodón tratado de manera especial que lo hace impermeable también. Hay mil opciones y para todos los gustos y precios desde Carrefour, hasta Textura y un poquito más caro, Zara home. Esas son las opciones fáciles, yo intento apostar siempre por las tiendas del barrio. Siempre tienen opciones ideales y apoyas al pequeño comercio.




Continuo con mi vivencia. Los anfitriones, porque cuando tienes invitados en casa, aunque sea tu hermana, tú eres el anfitrión, procedieron a sacar el aperitivo. Como buena invitada me ofrecí a ayudar y otra sorpresa: me dio una bolsa de patatas. Me pidió que le acompañase al salón, abrió la bolsa y la dejó encima del hule. Aquello parecía "Sorpresa, Sorpresa" de Isabel Gemio y yo la sorprendida.

Segundo punto: hay que "mimar" a las personas cuando están en tu territorio. Hacer que se sientan bien y eso se consigue con delizadeza. Presentar la patata en la bolsa es un error. Hay boles monísimos y baratísimos donde servir todos los snacks en la cocina y llevarlos a la sala de estar. Si lo que quieres es no fregar, entonces, también hay solución: usar y tirar ideales en Alcampo, Tiger, compra on line...


Conforme iba avanzando la quedada surgió el pedir algo de comer por teléfono. Si se trata de una visita que esperabas y estaba planificada, lo mejor es que hayas hecho ya el pedido.

Tercer punto: Eso se acuerda por teléfono previamente: ey! ¿Te parece que pidamos pizza? ¿Un sushi? ¿Chino? En caso de que lo hayas dejado por "confianza" con la visita no pasa nada, tu labor será preparar la mesa para esa comida. ¡No es laborioso! Sino digno. Comer también es un ejercicio de dignidad de la persona, de lo contrario lo haríamos como los animales: con las manos, boca abierta, sin vasos, los pies encima de la mesa (aunque hay mayores que ponen el codazo y tan tranquilos)... Dicho esto, pon unos platos, unos cubiertos que también los hay ideales de usar y tirar en caso de que sigas sin querer fregar. ;) Soluciones para todo y todos no faltan hoy en día.


Importante: si no sabes utilizar palillos en caso del japo, cuando tienes visita no es el mejor momento para aprender. No. Sencillamente no. Y si queréis debatir este punto, quedamos y lo debatimos. Aprender a comer se hace en la intimidad de tu casita. No en público porque nunca sabes si puedes dañar la sensibilidad de la persona que tienes en frente mientras tu completas el proceso de aprendizage con la captura de la comida ;)


Quizás pienses: se me quitan las ganas de tener invitados ¡cuánto trabajo! Y yo te pregunto, cuando comes solo ¿lo haces de manera muy diferente? Conozco la historia de una conocida que su compañera de piso comía directamente de las latas a diario y con cubiertos de plástico. Mi conocida no es para nada una remilgada, más bien una venteañera guerrera, pero la actitud de su compañera de piso le (casi) escandalizaba. Y no me extraña, los hábitos se reflejan también en nuestra forma de ser.

Un consejo: convierte en extraordinario cada detalle de lo diario porque de lo contrario quizás no llegues a vivir nunca algo especial verdaderamente.

Cuarto punto y final: el postre es un imprescindible. Hay que dar un final. Llámalo postre, café, copa o puro. Hace falta un fin y no vale el "adiós chicos". Ofrece una bola de helado, un trocito de bizcocho, una macedonia, ¡una gominola!, un bombón, pasas con un té, un copazo, a l g o.

Espero que estos pequeños consejos os sirvan para vuestro día a día que son, sin dudarlo, únicos. Y sobre todo, que cualquier persona encuentre en tu casa un HOGAR.

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